Una misión arqueológica egipcio-española ha descubierto un conjunto de cántaros y ramos de flores de más de 3 mil 500 años de antigüedad en la tumba de un capataz de la época de la reina faraónica Hatchepsut (1482-1502 a.C) en Luxor, en el sur de Egipto.
Según informó hoy la agencia oficial de noticias egipcia MENA, los sacerdotes y los familiares del jefe de los obreros, identificado como Gihuti, habían dejado los objetos, que se componen de 42 cántaros de cerámica y 42 ramos de flores, en la ceremonia funeraria del muerto.El hallazgo fue realizado durante los trabajos de limpieza que realizaba la misión arqueológica conjunta en el patio de la tumba, localizada en la zona de Zeraa Abul Naga, en la ribera oeste del río Nilo.Además, fueron encontrados los restos de uno de los muros de la tumba, que medía unos 6 metros.Según el director del Departamento de Egiptología en el Consejo Supremo de Antigüedades, Sabri Abdelaziz, a quien cita MENA, los rituales funerarios están inscritos en uno de los muros de la tumba de Gihuti.Allí se puede ver a los sacerdotes, los familiares y los amigos del muerto mientras llevan los cántaros y las flores en su funeral.
Según informó hoy la agencia oficial de noticias egipcia MENA, los sacerdotes y los familiares del jefe de los obreros, identificado como Gihuti, habían dejado los objetos, que se componen de 42 cántaros de cerámica y 42 ramos de flores, en la ceremonia funeraria del muerto.El hallazgo fue realizado durante los trabajos de limpieza que realizaba la misión arqueológica conjunta en el patio de la tumba, localizada en la zona de Zeraa Abul Naga, en la ribera oeste del río Nilo.Además, fueron encontrados los restos de uno de los muros de la tumba, que medía unos 6 metros.Según el director del Departamento de Egiptología en el Consejo Supremo de Antigüedades, Sabri Abdelaziz, a quien cita MENA, los rituales funerarios están inscritos en uno de los muros de la tumba de Gihuti.Allí se puede ver a los sacerdotes, los familiares y los amigos del muerto mientras llevan los cántaros y las flores en su funeral.
Fuente: El Universal
Reseña: Roberto Cerracin